La Supercopa turca entre Galatasaray y Fenerbahçe se celebró en un indudable clima de tensión que dejó un escenario esperpéntico y que pasará a la historia del fútbol. Primero de todo, la final se tenía que disputar en Arabia Saudí, pero los clubes se negaron a jugar ante el rechazo del gobierno saudí de autorizar varios homenajes al fundador de la República turca. No se llegó a un acuerdo y se acabó jugando este domingo 7 de abril en Turquía, en Sanliurfa.
El Fenerbahçe se encuentra actualmente en una ‘guerra’ abierta con la Federación de Fútbol de Turquía tras los graves incidentes ante el Trabzonspor y la medida que tomó el equipo de Estambul no dejó indiferente a nadie. Dicen que el que avisa no es traidor, y el Fenerbahçe cumplió con lo que advirtió su vicepresidente.
En protesta contra lo que consideran un permanente maltrato por parte de los árbitros y de la Federación, el Fenerbahçe amenazó con presentarse a la cita con el equipo Sub-19 además de asegurar que se retirarían del campo antes de cumplirse los noventa minutos. Y así lo hicieron, en el primer minuto de partido, para ser exactos.
Mauro Icardi adelantó al Galatasaray en el segundo 50 de partido, momento en el que los jóvenes del Fenerbahçe decidieron abandonar el terreno de juego. El partido se dio por terminado y la final por ganada al Galatasaray con un resultado de 3-0.
Los jugadores del Galatasaray contemplaban la escena, incluso alguno aplaudió a los jóvenes, solidarizándose con el ‘marrón’ que les había tocado asumir, pero celebraron el título como si hubieran disputado todo el encuentro. Luego, para el público que había asistido al estadio, jugaron un partido de entrenamiento contra los suplentes.
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El presidente del Fenerbahçe, Ali Koç, se explicó en rueda de prensa: “Es hora de reiniciar el fútbol turco. Hay personal calificado en Turquía para hacer esto. Es este el sentido de la rebelión justificada de nuestro club. La imparcialidad, la competencia leal y la ética deportiva deben pasar a primer plano”.