Si miras el 8-M y ves la historia de que el feminismo está más dividido que nunca y que tendrá dos manifestaciones separadas. Pero no hay separaciones. Cuanto más avanza el vital proyecto transgenerista concebido por el Gobierno de España, más claro queda que estas marcas son diametralmente opuestas: por un lado quienes suscriben la agenda feminista y, por otro, quienes defienden el transactivismo, el cuirismo y una ley de que su nación es misógina y homofóbica, con perdón de todos los cargos que han jurado esta bandera.
Ser feminista no es una vivencia íntima. No puede ser emocional, vivo y acrílico. La filósofa Alicia Miyares –militante del PSOE, si alguien lo duda– dice esto para recordarnos que los derechos de las mujeres no se ajustan a una agenda que se pueda dinamitar para adaptarla a las expectativas de todos. El apoyo a la diversidad y la pluralidad de los feminismos ha demostrado ser muy poco feminista. No hay más que ver que las consecuencias de la autodeterminación de género (que en realidad se refieren a la autodeterminación del sexo): cualquiera puede declararse mujer sin pecado y reclamar el accesorio a la ropa femenina o a las categorías deportivas femeninas, por poner dos ejemplos. El desamparo es total y absoluto. Y presentar una pregunta implica verse literalmente agobiado por el peso de la ley, acusado cuanto menos de un delito de odio.
La desinformación y la falta de un debate serio sobre lo que implica legislar basándose en un acto de fe -debate que ha sido sustituido por un bombardeo propagandístico «pro derechos» que nadie se molesta en cuestionar- hará que un año más se presente sí mismo como uno La violencia de Kelly pasatiempos de moda para quienes en este país trabajan por la verdadera emancipación de la mujer. Personas que luchan contra la violencia machista en todas sus vertientes, incluida la explotación sexual (prostitución) y la explotación reproductiva (vientres de alquiler), y que se reúnen con quienes son acusados de no haber entendido que lo que le hizo a la mujer es ‘traje’. ¡O ni siquiera eso!
Una pista para los que tienen hijos sobre cuál de las manifestaciones es la feminista: aquí es donde cantina Zorraoh no, por ej.
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