Que el deporte no se debe mezclar con política es un tópico rancio, arrastrado por hojas de otoño, incapaz de encajar a día de hoy. Otro precepto que se oxida entre escenarios que han servido de reivindicación para causas que se creían perdidas. En Barcelona, en Santiago o en Ramallah. Incluso en La Cisterna, a 13.228 kilómetros de la capital palestina y con una distancia entre ambas que, aún por gigantesca, se antoja insuficiente para separar el fútbol de la resistencia del pueblo.
“Decir que ‘no se debe mezclar política con deporte’ es decir que el deporte no se debe mezclar con nada”, explica en SPORT José Ignacio Nabzo, jefe de comunicaciones del Club Deportivo Palestino de Chile, institución nacida con espíritu de lucha y libertad. Fue fundado por colonias de Oriente Medio en aquella nación sudamericana hacia agosto de 1920, casi tres décadas antes de la conformación del Estado de Israel.
“Tenemos claro que la fecha de origen del club es valiosa. Es una respuesta a aquellos que, del 1948 en adelante, se asentaron en lo que era Palestina y dijeron que allí no había nadie. Ya en 1920 habían palestinos en Chile que querían conservar su cultura y querían contarle al mundo lo que pasaba”, añade Nabzo, fiel al espíritu de justicia que mueve al club desde sus entrañas.
POR UNA CAUSA HUMANITARIA
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Son ya incontables las iniciativas que han manifestado en la Primera División de Chile. Sus futbolistas saltaron varias veces al campo con la ‘kufiya’, han usado el mapa de Palestina en sus equipaciones, y también se aventuraron a salir con pancartas en apoyo a las víctimas del conflicto con Israel: “Es parte de la relación que el club tiene con la nación de Palestina. Somos un equipo de una colectividad inmigrante en Chile. No nos metemos directamente con política ni con religión. La causa palestina es una causa humanitaria. A través del deporte abogamos por los derechos de los palestinos. Para el club es un orgullo poder, a través del deporte, gritar que Palestina sea libre”.
[–>Y en lo deportivo también levantan la voz, porque no es poco mérito cabalgar segundos en la clasificación liguera ni disputar la fase de grupos de la Copa Libertadores. Todo fue peleado, como su búsqueda de la libertad. “Hemos logrado posicionar al club de manera importante, compitiendo en torneos internacionales -Libertadores o Sudamericana- prácticamente todos los años. Fuimos campeones nacionales en dos ocasiones y de la Copa de Chile hasta tres veces, todo eso sin olvidar el origen del club”, puntualiza Nabzo.
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Y aunque la historia ya está bien cargada de sucesos, no paran de mirar al futuro. “El club está en una etapa de crecimiento. Un momento crucial de su historia. Después de 36 años sin participar en torneos internacionales, llevamos ocho de diez en la última década. Y tenemos, en este momento, dos grandes proyectos: volver a ser campeones de fútbol chileno en menos de una década y la remodelación de un estadio a la altura de lo que el club merece”, remató Nabzo. Porque la vida, el deporte y la lucha siguen.