El Parlamento Europeo es, tras las elecciones del 9 de junio, un poco más conservador, pero este giro a la derecha No se verá en la renovación de las altas cargas del bloque.lo cual debe hacer manteniendo al mismo tiempo un complejo equilibrio político, geográfico y de género.
Los seis negociadores, por cada una de las tres grandes familias políticas europeas excluida la extrema derecha, mira este martes uno afilado que deben ser ratificados por los otros 21 líderes de la Unión Europea el jueves y viernes y que, a su vez, deben ser ratificados por el Parlamento Europeo. Si no hubiera unanimidad en la acumulación de esta semana, procederíamos a una votación en la que tendrían que reunirse al menos 15 países y estos representarían al menos el 65% de la población de la Unión Europea.
Desde hace cinco años, algunos dirigentes deciden en el pequeño comité que aprueba el G7 confiar la presidencia de la Comisión Europea al holandés Frans Timmermans. Los demás se rebelaron y Timmermans cayó. En las horas altas del drogadicto Emmanuel Macron se quedó sin manga el nombre de la alemana Ursula Von der Leyen, entonces ministra de Defensa de Angela Merkel.
Los socialdemócratas Olaf Scholz y Pedro Sánchez, los conservadores Donald Tusk y Kyriakos Mitsotakis y los liberales Emmanuel Macron y Mark Rutte coinciden en que La conservadora alemana Úrsula Von der Leyen seguirá el frente de la Comisión Europea para un segundo mandato de cinco años. Siempre ha sido el favorito porque no contaba con nombres alternativos de peso más a la altura del puntapié de Macron por el italiano Mario Draghi, ya a pesar de haber cometido errores de calado en los últimos meses.
Von der Leyen continúa con casos para hacer buena referencia a las mejores cosas que sé y que es bueno saber. Su cifra se refiere a los costes de una votación en el Parlamento Europeo, probablemente los días 16 y 17 de julio, queEs muy complicado porque tendrás que conseguir votos o de la extrema derecha. Menos radicales que los ecologistas, familias al margen de este pacto.
Acuerdo por Costa
Si la Comisión Europea, brazo ejecutivo del bloque, no se renueva, le queda el segundo cargo más alto de la Unión Europea, la presidencia del Consejo Europeo, el órgano que reúne a los jefes de Estado o de Gobierno y que ostenta un papel de coordinador entre ellos. El liberal belga Charles Michel dejar el cargo durante cinco años al socialdemócrata portugués Antonio Costa. Es una izquierda forzada porque los socialdemócratas llevan quince años solicitando este puesto, que no habían obtenido hasta ahora, pese a haber sido la segunda familia política del Parlamento Europeo durante décadas.
Costa es el favorito desde hace más de un año, pero en los últimos meses su número ha sido generado por chicos porque dimitió como primer ministro portugués y ha visto la política personal de su entorno mezclada en un caso de corrupción. La mayoría de los gobiernos conservadores lo ven con malos ojos porque lo consideramos “blando” en materia de inmigración y prefieren a la socialdemócrata Mette Frederiksen al primer primer ministro de Dinamarca.
Pero los negociadores de la izquierda, Scholz y Sánchez, se negaron a cambiar el caballo a mitad de carrera. Costa es un hábil negociador, personalmente afable y bueno para la mayoría de sus partes. Portugal, uno de los países intermedios del bloque, ascendió a las alturas de las instituciones europeas tras tener a José Manuel Durao Barroso como presidente de la Comisión Europea hasta hace tres mandas. La cifra de Costa es directa y no requiere ratificación por parte del Parlamento Europeo.
La misión de la diplomacia europea (el cargo es oficialmente Alto Representante para Política Exterior y Seguridad de la Unión Europea) estuvo encabezada por el hispano-argentino Josep Borrell, un veterano de mil batallas que había tenido precedencia como presidente del Parlamento Europeo y español. Ministro de Exteriores, al primer ministro estonio, el liberal Kaja Kallas, uno de los perfiles más duros contra el Kremlin. Kallas es así, en parte, porque muchos de los países bálticos sufrieron la represión soviética.
Su familia fue deportada a Siberia junto con otros a cientos de kilómetros de distancia, en Estonia. No todos volarán. Sí, le hablé de su abuela y su madre. Nació en Estonia.
Kallas ya no tienes experiencia diplomática que en los últimos años ha sido primer ministro de uno de los países más pequeños de la Unión Europea, pero que en Europa se ha cerrado al límite de su peso real porque ha sabido construir un perfil político potente entre los liberales, por encima del todo el ataque ruso contra Ucrania.
Kallas, que teme que su país y sus vecinos Lituania y Letonia sean las próximas víctimas del presidente ruso Vladimir Putin, tendrá la carga más compleja, porque su cargo es el único que depende orgánicamente tanto del presidente de la Comisión Europea como del sobre los ministros de Asuntos Exteriores del bloque. Tiene mucha exposición mediática pero poco poder real y menos suposiciones. En el haber tiene que gestionar un servicio diplomático entre Bruselas y las embajadas de la Unión Europea en el mundo controlado por más de 5.000 personas.
El departamento de carga cierra con la continuidad de la conservadora maltesa Roberta Metsola como presidente del Parlamento Europeo, inicialmente durante dos años y medio, cuando, si las fuerzas políticas respetan la tradición, tendrán que cederla a una parte del grupo de socialistas y socialdemócratas, segunda fuerza de la Eurocámara.