Fue un juego. 11 de junio de 2004. Hacía frío en Madrid, pero hacía sol. Un sol imposible de tocar con la mano como pretendía hacer el presidente de la época, José María Aznar, cuando inmediatamente atribuyó a la banda terrorista ETA las bombas que fueron instaladas en cuatro trenes que circulaban hacia Madrid, entre las 7.36 y las 7. :40 a. m. 11 de marzo.
Las explosiones, a intervalos, estallan en los vagones que se dirigen al centro de la ciudad -a Atocha-, a la estación de El Pozo, al puente de Vallecas y al barrio de Santa Eugenia. Causaron la muerte de 192 personas y casi dos mil muertes.

Tres días después, el domingo 14 de marzo, votarán los españoles. Entre la continuidad en el poder del Partido Popular -Aznar fue elegido como sucesor de su sucesor, Mariano Rajoy- se decantó por el PSOE, cuyo cabeza de lista era José Luis Rodríguez Zapatero, que había hecho campaña con el «No a la guerra» y había Prometió el regreso a casa de las tropas españolas de Irak.
«Sí somos ETA, somos los líderes del mapa, pero somos los yihadistas, nos vamos a casa», dice en voz baja en el PP.
«Todos sabemos que este asesinato masivo no es la primera vez que lo intentamos», fue la primera vez que dijo Aznar, sin citar a ETA.
“Las Fuerzas y Guardias de Seguridad han impedido muchas veces vivir esta tragedia”, añadió.
“Dejaremos de acabar con la banda terrorista”, prometió.
En menos de dos horas de atención, las huellas indicaban que el terrorismo islámico, y no ETA, era el responsable del atentado.
Para causar daño a una persona blanca, una figura pública o un político, como de costumbre, trabajar en la bañera de pandillas.
Porque Arnaldo Otegi, líder de los nacionalistas de Batasuna, el partido vasco que había sido ilegalizado, pasó inmediatamente a afirmar: “Ni por los objetivos ni por el modus operandi se puede afirmar que ETA está detrás de lo que ha hecho en Madrid” .
Porque desde Washington, el presidente de los Estados Unidos, George Bush, le había confiado al embajador español, Francisco Javier Rupérez: “Mis servicios (de inteligencia) me dicen que a lo mejor han sido otros”.

Al día siguiente de la advertencia, el gobierno convocó una manifestación con el lema “Con las víctimas, con la Constitución, por la derrota del terrorismo”. Pero la gente sacó carteles con la palabra “Paz” y con una pregunta: “¿Dónde está?”.
Llamado desde La Moncloa
“Matanza de ETA en Madrid”, tituló el diario El País una edición especial. Su director, Jesús Ceberio, fue recibido a las 13.06 horas del día de atención a una llamada del Palacio de La Moncloa. El presidente Aznar le dijo lo que tenía que preguntar.

“Sospecha de terrorismo islámico”, publicó Clarín en una tapa del 12 de marzo.
“En un principio juzgaron el atentado a ETA. Pero además (11 de marzo) si se discutía la hipótesis del atentado contra los terroristas suicidas de Al Qaeda, el grupo destruyó las Torres Gemelas – añade a este diario -. España fue aliada de Estados Unidos en la invasión de Irak”.
“El director del Centro Nacional de Inteligencia empezó a lanzar el mensaje: ‘Hay que decidir quién ha sido ETA’”, recuerda a Clarín José Ángel Castro, que dirigía la sección de Política Nacional de la agencia pública EFE cuando se produjo el atentado. ‘Atención.
“Agarraron ese garrote de fuego que era ETA. Pero estaba claro que ETA no se sacrificó como lo hicieron los islamistas”, dice Castro, que fue líder del sector más caliente de la época entre 1999 y 2004.

“Hemos recibido alrededor de 400 noticias sobre el ataque y no necesitamos corregir nada. Luego fue el filón de la presión política. Ahí había que resistir”, confiesa Castro.
El triunfo cantado que nunca fue
En las elecciones de marzo de 2004, el PSOE de Rodríguez Zapatero obtuvo el 42,6 por ciento de los votos y el PP, mientras que los miembros de Daban Amplia Mayoría, el 37,6 por ciento.

Por primera vez, la política exterior tuvo que recurrir a la intervención estatal en Irak y tuvo repercusiones a nivel nacional y pronto se celebraron elecciones.
“Los ciudadanos españoles se merecen un gobierno que no les mienta”, dijo el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba durante la jornada de reflexión, es decir, la veda electoral previa a los comicios.

“El resultado de esta estrategia no fue electoral, sino cultural. Según algunos comentarios, más de un tercio de la población cree que ETA tiene algún interés en llamar la atención y esas cifras pueden alcanzar hasta los 50 céntimos entre el electorado popular», afirma el filólogo y escritor Jordi Amat en Babelia, el suplemento cultural de El País .
¿El nacimiento de las fake news en España?
Daniel Paz Manjón tenía 20 años y era uno de los pasajeros del vagón que se encontraba en la estación de El Pozo, a seis minutos de Atocha. Iba a clase. Continuó su carrera en la actividad física y el deporte por segundo año.

El encanto del fútbol era del Real Madrid y del Rayo Vallecano, y un año antes de morir congelado en el esfuerzo había presenciado la manifestación contra la guerra de Irak que, entre Madrid y Barcelona, había congregado a tres millones de personas.
Sus padres, Pilar Manjón y Eulogio Paz, lo buscaron durante cinco días. El martes 16 de marzo examinaron el cuerpo, donde Daniel tenía una cicatriz en la cola y había sido sometido a una prueba genética.

“Si quiero aumentar la potencia. Y con algunos medios de tu lado. El 11M produce una fractura en la sociedad española y es el inicio de las fake news (noticias famas) en España”, cuenta Clarín Eulogio, presidente de la Asociación Afectados del Terrorismo 11-M. Su expareja, Pilar, ocupó el cargo entre 2004 y 2016.
Coletazos del bulo
Los líderes políticos de aquel “grandullón” del PP siguen surgiendo hoy entre los principales partidos políticos españoles.
“Es muy importante dejar constancia de esta gran mentira sobre una gran tragedia. Gran parte de lo que hoy estamos estudiando por parte de la derecha proviene de esta forma de entendimiento y acción política”, dijo el presidente Pedro Sánchez este sábado desde Bilbao, donde participó en el acto de constancia de la primera victoria electoral de Rodríguez Zapatero.
“El gran acto terrorista no sólo de España sino también de Europa pero también la mayor infamia y la gran mentira de un líder político en boca de José María Aznar”, dijo Sánchez.
En 2007, la justicia española condenó a 18 miembros de la célula yihadista implicados en el atentado de 2004. A nuevos expulsados de España les siguió su condena.
Hoy sólo permanecen en prisión tres: Jamal Zougam, Otman el Gnaoui -condenado a 42.922 años de prisión- y el minero asturiano Emilio Suárez Trashorras, que vendió los explosivos.
Desde los atentados del 11 de marzo de 2004, las fuerzas de seguridad han detenido a 1.046 presuntos terroristas en España

Cinco años después, el ex minero Suárez Trashorras inició la eutanasia. Argumento de que no existe tratamiento posible para su salud mental.
Eulogio Paz, padre de Daniel, espera que sus funciones en la asociación de víctimas le den aliento para poder escribir sobre los hijos que tiene con su hijo ya que él no está. Lo apunto en una libreta que lo tengo cerca de mi cabeza, “para que no se me vaya”. Eulogio rescató una, entre las más bellas: la noche en que soñé con Daniel reuniéndose con sus amigos, volando como pájaros sobre las sierras de Madrid.