Los agoreros que anunciaron que China ha iniciado su descenso directo al clavo. Durante seis meses en órbita, los astronautas de la misión Shenzhou-17 regresaron a la Tierra y el presidente Xi Jinping aterrorizó a su mundo europeo por primera vez en cinco años. “Para nosotros”, dice con frustración el Ministro de Asuntos Exteriores Wang Yi, “Europa es como un semáforo que alguna vez estuvo verde, amarillo y rojo”.
Para no perder nada en este viaje que ha establecido las relaciones entre China y Occidente, Xi Jinping y su homólogo francés, Emmanuel Macron, subirán hasta la puerta del Tourmalet. Literalmente. La etapa pirenaica más dura del Tour es la excursión preparada por el Elíseo para los martes, aunque este lunes hay almuerzo oficial en París.
Al fin y al cabo, no se pierda la copa, por miedo a que pueda sufrir represalias con nuevas naranjas en China, si Bruselas opta por hacer tanto con sus vehículos eléctricos. Sin olvidar la redacción de hace unos días contra las fábricas de Polonia y Holanda de Nuctech, empresa tecnológica vinculada al hijo del expresidente chino, Hu Jintao.
Pero el tema candente es el coche eléctrico, al que varias empresas chinas ofrecen precios extremadamente competitivos a los ojos de la UE. De modo que la respuesta de China pareció abiertamente similar a la de Japón. Fabricación en sitio. El anuncio, el mes pasado, de la producción de coches chinos en la Zona Franca de Barcelona, va en esta línea. Francia parece el país más central a la hora de captar para Airbus el mayor porcentaje posible de los más de 8.000 pasajeros que las aerolíneas chinas necesitarán hasta 2041.
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Aunque Macron aspira a atraer inversores de automóviles chinos, también es el iniciador de la investigación de la UE sobre los subsidios del gobierno de Beijing a sus marcas de automóviles eléctricos. Asimismo, Macron atendió la semana pasada al presidente del autoproclamado “Parlamento Tibetano en El Exilio”.
Señales tan contradictorias como la emitida por Giorgia Meloni, que trajo a Italia las Nuevas Rutas de la Seda, se han pedido de momento desde la fábrica china de coches eléctricos a la que aspiraba.
Todo lo contrario de la Hungría de Viktor Orbán, tercera y última parada del itinerario europeo de Xi Jinping. Budapest, que este mes celebra el vigésimo aniversario de su entrada en la UE, podría celebrar el Día de Europa el 9 de mayo con el anuncio de nuevos contratos con China, firmando ya el mayor revés de la historia del país, con una fábrica de baterías para vehículos ecológicos.
China, como símbolo, podría sustituir a Rusia en la financiación de la línea ferroviaria comercial que unirá Ucrania con Austria a través del territorio húngaro, sin pasar por Budapest. Una muestra más de que las finanzas chinas son clave en los impulsos de Orbán con Bruselas -sede de la UE y la OTAN- de forma individual para resolver la congelación de los fondos de cohesión. Además, Hungría presidirá la UE en los próximos seis meses.
Mucho más avanzada, aunque con desgana por parte europea, es la línea de alta velocidad Budapest-Belgrado, construida en China. Una infraestructura inscrita en las nuevas rutas de la seda, el currículum escolar de Xi, que los altos mandos conocieron en Pekín bajo la misma tecnología que Vladimir Putin con Orbán y el presidente serbio, Aleksandar Vucic.
Serbia, que recibió baterías antiaéreas chinas, es la segunda parte del viaje
Serbia es, de facto, la segunda parada de esta gira. Llegará a Belgrado con motivo del 25º aniversario del bombardeo de la OTAN a la embajada china en Yugoslavia, con lo que se reunió con tres periódicos chinos. Beijing no es Olvida y hoy, en ese lugar, hay un moderno centro cultural chino, además de un monumento. Después de escuchar las palabras, China también proporcionó baterías antiaéreas a Serbia. Además, desde 2022 se convirtió en el primer inversor del país -haciendo hincapié en las renovaciones- y en el primer tren de alta velocidad, entre Belgrado y Novi Sad, en funcionamiento desde entonces.
Como se observa, la diplomacia china no ha elegido su destino al azar. En el caso de Francia, celebramos sesenta años del establecimiento de relaciones diplomáticas, de la mano del general De Gaulle, quien se adelantó cinco años a Washington. Pekín permitió así recordar a Macron que tenía una Francia que seguía proclamando una “autonomía estratégica”, que es lo mismo que volver a indicar, incluso el ejercicio.
Pero la invasión de Ucrania no sólo puso fin a las relaciones de Europa con Rusia, sino también con Beijing, que presume su “alianza ilimitada” con Moscú. De hecho, la gira europea de Xi Jinping coincide con la nueva sede de su amigo Vladimir Putin, que volará a China este mes de mayo, por segunda vez en poco más de seis meses.
Xi, a su vez, realizó la visita que le hizo su propio Macron hace un año, señalada por la presencia de Ursula von der Leyen. Macron quería invitar hoy a la presidencia de la Comisión Europea, de un atlantismo informe. Sin embargo, ya lo hizo hace cinco años, incluso en compañía de la canciller de entonces alemana, Angela Markel. Esta vez, la presencia de Olaf Scholz fue excusada por su visita el mes pasado a China, país que reportó la mitad de sus beneficios a Volkswagen. Pero no parece que el fruto del encuentro con Scholz y su mujer fuera “de vacaciones en París” como el pasado jueves, circunstancia que aprovecharon para cenar en privado con los Macron.
El caso es que en Europa conviven diferentes intereses y sensibilidades y sólo algunas capitales de Praga participan de la línea dura marcada por Washington y Londres, de contención de la República Popular China. La parcialidad del alcalde ha dejado espacio para la negociación, la diplomacia y el beneficio mutuo, mientras China se define, con impecable realismo, como un “socio comercial, competidor económico y rival sistémico”. El verde, el amarillo y el rojo, parpadeando a la vez.
De esta manera, el astuto Macron es el primero en poner una vela sobre Dios y la otra sobre el diablo. Tambores de disuasión en Ucrania, pero guiños en China. A las puertas de la Cumbre, se organizó en París el segundo “Foro Francia-China sobre la gobernanza mundial”, donde el ex ministro Laurent Fabius -que concedió la Legión de Honor al fundador de Alibaba, Jack Ma-, actual Primer Ministro, afirma la Constitución francesa. que “el multilateralismo es la forma más eficaz de resolver la mayor parte de los problemas de nuestro mundo multipolar”. Música celestial para las delegaciones chinas.